Nos hallamos bajo los efectos de un hechizo, cegados por el capitalismo actual entre lo de arriba y lo de abajo, entre el bien y el mal que nos ofrecen el poder y la ilusión de libertad. Dominados y eternamente insatisfechos, abusamos del poder y excedemos de autoridad creando innumerables crímenes que han llevado al mundo al borde del colapso. Con el mundo natural destruido, nos queda el del lenguaje. Nos han echado encima una maldición por haber llevado la mano a la adicción. Una alegoría sobre el poder de la palabra y el delirio de la imaginación.
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